COMPETITIVIDAD, ¿PARA QUÉ?
“Así es la vida, unas veces se gana, otras se pierde. Unas veces
se tiene empleo y otras no”. Así, sin la menor emoción en el tono
de voz, un comentarista deportivo de la televisión pública
comentaba la derrota de un tenista en un campeonato internacional.
Semejante estupidez (comparar el perder en un juego con la perdida de
empleo), sólo es comprensible dentro del marco ideológico actual
que asimila la actividad económica a lo que ocurre en un juego
deportivo. Es en este marco donde la idea de “competitividad”
adquiere su sentido. Vivimos, o eso nos hacen creer, en un mundo
selvático donde emprendedores (tal como exploradores en un oscuro
territorio) luchan unos contra otros por la disputa del beneficio
económico. Pero, según la ideología dominante, no pasa nada, es un
juego. Y ,al fin, de la derrota “se puede aprender” (aun
perdiendo casa y acabando en un comedor de caridad con un porvenir
mas que oscuro).
Esta es la basura ideológica que nos suministran los medios de
comunicación de masas en la actualidad. La competitividad, según
esta visión, es el centro de un sistema económico bien engrasado
además de ser el talismán que nos permitirá salir de la crisis.
Gracias a ella, dicen, aumentará la actividad económica y mejorará
la capacidad exportadora del país. Y para mejorarla, siguen
diciendo, han sido necesaria las reformas laborales que todos
conocemos. Ahora bien ¿Qué hay de cierto en ello?. Vamos por
partes:
-En primer lugar hay que matizar mucho, pero que mucho, la idea de
que la competitividad sea el eje del sistema económico. Eso será
así en los manuales de economía que se enseña en las universidades
(impregnados de la ideología dominante). Pero en realidad no sucede
así. En la actual fase del capitalismo (capitalismo monopolista)
unas pocas empresas dominan el panorama económico. En realidad la
competencia entre ellas está muy suavizada, llegando incluso a
pactar precios (como hemos visto recientemente con las tarifas
eléctricas). Por otro lado estas grandes empresas son grandes
conglomerados muy burocratizados, donde la carrera dentro de la misma
es sumamente rígida. La leyenda “romántica” del empresario
hecho a sí mismo que se remonta desde la nada hasta la cumbre, es
eso, una leyenda. Con toda probabilidad la totalidad de los
emprendedores se quedarán, en el mejor de los casos, en la situación
de propietarios de pequeños negocios.
-En
segundo lugar hay que poner entre paréntesis la idea de que la
mejora en nuestra competitividad económica va a posibilitar la
progresiva salida de la crisis. Hay que señalar que esta ha sido la
escusa, nada inocente, que ha sido utilizada para realizar la mayor
rebaja salarial que se ha hecho en la historia de un país
desarrollado. En segundo lugar que probablemente no sirva para nada,
puesto que idéntica rebaja se hará en otros países. Todo esto hará
que las mejoras que de cara a la exportación se pudieran obtener
serán contrarrestadas por idénticas mejoras que harán otros
países.
¿En
realidad que se persigue con la idea de fomentar al máximo la
competitividad? Antes de nada es preciso hacer una consideracion. En
primer lugar la competitividad no es un tipo de comportamiento que
sea necesario para el progreso humano. Los sistemas de carácter
cooperativo son mucho mas eficaces de cara al fomento de éste que no
los cooperativos. El darwinismo que impregnó las ciencias sociales y
la economía de fines del siglo XIX y principios del XX tenía en
realidad bastante poco de “darwiniano” y si de glorificación
ideológica del capitalismo de la época (el zoólogo y teórico
anarquista N. Koprotkin resaltó los aspectos cooperativos dentro de
una especie rescatando el verdadero significado de la revolución
darwiniana en su obra El
apoyo mutuo).
Por
otro lado más allá de esta consideración antropólógica, de por
sí muy importante, hay que pensar lo siguiente. Dado
el enorme desarrollo de las fuerzas productivas, la satisfacción
completa de las necesidades humanas, es perfectamente realizable,
incluso sin el empleo a tiempo completo de los trabajadores.
Dicho de otra manera, realizando los cambios institucionales
necesarios (abolición del marco capitalista de producción), se
pueden cubrir las necesidades de todos los seres humanos sin
necesidad que trabajemos lo que hoy supone una jornada a tiempo
completo.
Dado
esto, ¿qué significa insistir en la competitividad? Remarcar hoy la
competitividad le es útil al capitalismo en primer lugar para
mantener a los trabajadores separados unos de otros. Los incentivos
competitivos que con bastante frecuencia se imponen dentro de una
empresa rompen por completo la solidaridad entre los trabajadores de
la misma, lo que es muy útil a los empresarios. Por otro lado al
capitalismo le es útil la idea de la competitividad como herramienta
ideológica con la que así justificarse ante el conjunto de la
población. Los ideólogos del mismo han repetido hasta la saciedad
lo ventajoso que supone un sistema basado en la libre competencia
(cuando en realidad ya no lo es). En tercer lugar la idea de
competitividad está sirviendo para que la clase trabajadora esté
tragando con una serie de ajustes brutales (no vistos en otros
momentos) con la escusa de que son “necesarios para retomar la
senda del crecimiento”. Por último la idea de competitividad sirve
para la interiorización de la culpa por parte de las trabajadoras.
Nunca como en esta crisis se había acentuado el papel de la voluntad
para salir de situaciones que son puramente estructurales. Nunca como
ahora se había exigido tanto derroche de esfuerzo y tanto
voluntarismo (recuérdese la campaña “esto lo arreglamos entre
todos”). Pero lo mas irritante de todo es lo que se señalaba al
principio con el ejemplo del tenis, y es que parece que hay que
tomárselo todo con deportividad. ¿Que pierdes el empleo?, !no te
preocupes ya saldrá otro! (aunque ya tengas una edad en la que cada
vez resultes menos empleable en este sistema).¿Qué el título que
te ha costado tanto tiempo no sirve de nada?, !vete al extranjero que
adquiriras nuevas experiencias!. O, mejor de todo, !reinvéntate!,
como si el pasado, el trabajo hecho, los conocimientos adquiridos no
significaran nada. Nada mejor para el sistema que el no tomarse en
serio a uno mismo, que el banalizarse a uno mismo. Si todo es un
juego, ¿qué mas da que ganemos o perdamos? No te preocupes, siempre
quedará el futbol o el espectáculo barato que te suministra el
ayuntamiento.
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