Cuando nuestro manifiesto es un
llamamiento y ejercicio de guerra contra la sociedad, no lo declaramos
tan solo un sentido metafórico, o quizás podría serlo en los términos de
que la sociedad como tal es una ilusión ficticia, ya que no entendemos
por sociedad una forma estática o algo determinado, lo que llaman
sociedad es un constante desarrollo de relaciones, constructos,
disciplinas y producciones de verdad. La guerra que proponemos pretende e
invita a desfigurar este tipo de sujeciones por las cuales funcionan
esas relaciones productivas, es un fin en sí misma, no parte de la
antesala de un programa de revolución siguiente.
Cuando hablamos de la guerra, hablamos de la revuelta, no lo hacemos
solo en un sentido práctico de violencia subversiva, sino mucho más como
la suma de espontáneas lineas de fuga de lo social; huir de la sociedad
como acción de guerra y no de indiferencia. Devenir anónimo,
desidentificarnos en una constante desubjetivización. Una huída parecida
a la que nos decían Deleuze y Guatarri sobre la locura –“…la fuga
esquizofrénica no consiste tan sólo en alejarse de lo social, en vivir
al margen: hace huir lo social por la multiplicidad de agujeros que lo
atraviesan y lo roen, siempre apresándolo, disponiendo por todas partes
las cargas moleculares que harán estallar lo que debe estallar, caer lo
que debe caer, huir lo que debe huir, asegurando en cada punto la
conversión de la esquizofrenia como proceso en fuerza efectivamente
revolucionaria.”. Ser fugitivos implicará deformar, pervertir,
buscar aliadas, desviarse de la norma social, practicar la indisciplina,
el vandalismo, la delincuencia… no por el significado que le otorgan el
consenso ético o los dispositivos mediáticos, más bien por la
resistencia que ejercen. La guerra que adherimos es monstruosa, no
bella, resentida, no romántica, politiza nuestra miseria. La guerra
altera, no protesta. Practicamos la guerra que nos vuelve a las putas,
marginados, locos, criminales, pervertidos, deformes, en potencias del
incendio contra Todo. La guerra es el conflicto, y lo decimos muchas
veces; nuestra única propuesta es el conflicto.
Escrito por Algunxs Rizomas.extraido del periodico anarquista el amanecer .
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