Una
sociedad puede ser pobre pero puede mantener unos mínimos de
dignidad para todos los seres humanos. Una sociedad puede ser muy
pobre (por efecto p.ej. victima de una colonización devastadora)
pero tener muy claro que todos los miembros de la misma deben
permanecer integrados, satisfaciéndo las necesidades mínimas. Por
el contrario una sociedad puede ser rica (como la nuestra que aún lo
es) y sin embargo ser auténticamente miserable,
como la nuestra. Basta ver cómo hombres y mujeres ocupan por las
noches los estrechos portales de nuestras calles para darse cuenta de
ello. A esta gente el sistema de asistencia social tiene un curioso
sistema de atención. Se conceden ayudas dia sí y día no. Dormir
una semana sí y tres no. Comer lo mismo, dependiendo del dia en que
estés, cómo si el hambre viniera unos días pero no otros. Esto
suele llamarse caridad, pero su verdadero nombre es crueldad,
crueldad social.
La
crueldad social tiene una función social y política en nuestra
sociedad. Una función terrorista.
Terrorista en cuanto tiene como misión introyectar el pánico en la
gente de cara a su disciplinamiento social. El pánico instaurado por
la crueldad social tiene una doble vertiente: el miedo a morir por
falta de alimentos y en la calle, y además el miedo a la
expulsión del
colectivo.
Nosotros hemos sido educados dentro del sistema y por tanto hemos
introyectado (desde pequeños) esos terrores. Cada grado de nuestro
proceso de socialización los ha venido actualizando : el miedo a
morir por inanición y el miedo a la expulsión del colectivo, al “tú
no entras”. No es fácil atravesar estos grados y si muy fácil
quedarse atascado en ellos. Cuando esto sucede el sujeto es enviado a
las instituciones psiquiatricas, dónde el individuo es neutralizado,
medicalizado y reducido a un cierto nivel de “normalidad”.
No
es preciso remontarse a tiempos muy remotos para encontrarse con el
origen de este mal : concepciones religiosas surgidas a raíz de la
reforma protestante y la contrarreforma católica, e instituciones
como los manicomios y las “casas para pobres” constituyeron un
auténtico potro de tortura
para la población europea desposeída de los medios de vida. Este
sistema terrorista se trasladó a los pueblos colonizados tras
procesos brutales de desposesión. Y este sistema se ha venido
repitiendo, generación tras generación y de una manera cada vez mas
sutil y refinada en los sistemas educativos. Todos somos en mayor o
menor grado “enfermos”,
pues a todos nos han tocado estos miedos alguna vez en la vida.
Miento, a todos no. Hay quienes han aprendido a jugar con estos
dispositivos. Auténticos psicópatas, crueles por vocación, dominan
el mundo (ver el artículo del blog de Quebrantando el silencio “La
sociedad enferma: el triunfo de los psicópatas”
http://quebrantandoelsilencio.blogspot.com.es/2012/12/la-sociedad-enferma-el-triunfo-de-los.html
)
La
imagen de psicópata quedó magistralmente retratada en la película
Apocalipse now
de F.Coppola en el personaje del capitan que bombardea y aterroriza a
los vietnamitas con música de Wagner como música de fondo, en busca
de una playa donde practicar el surf. Esto és disfrutar y practicar
deporte mientras se asesinan poblaciones enteras. El surfista como
imagen del que se sabe manejar entre los mecanismos del terror y sabe
sacar provecho de estos (y además pasarlo bien).
Hoy
, dominan el mundo, inundando pueblos enteros con su terror, pero se
resisten a aparecer como tales. Por ello tienen que practicar cierta
“humanidad”, cierto interés por los expulsados del sistema. Esa
forma vejatoria de “humanidad” debe ser denunciada ya como lo que
és:como crueldad
instaurada por un sistema de dominio social para el control y
explotación de los seres humanos.
Los que la organizan y los que viven de ella deben ser denunciados.
Por otra parte desde todos los que luchan contra el sistema se debe
tener claro lo siguiente: -que nadie “sobra”, que nadie debe ser
excluido ni social ni culturalmente y que las necesidades básicas
deben ser satisfechas para todos los seres humanos.
No basta proclamar lo anterior como objetivo político, sino que
debe ser puesto en marcha en pleno proceso. Debe partir de la praxis
concreta de los colectivos y de las personas concretas implicadas en
ellos. También se debe pensar en lo siguiente : que nadie está a
salvo de una manera definitiva. Muchas veces parece como si la lucha
política o el activismo político consistiría en liberar unos (los
emancipados) a otros que estan dominados. Pero no es así, los
mecanismos de terror nos han alcanzado a todos. Todos hemos tenido el
miedo a quedarnos en la calle, a que nos cierren la puerta. Quizá no
lo recordemos. Pero nuestra alma sigue estando rota. Al menos hasta
que el sistema quede desmantelado.
Muy interesante, es un tema que no se aborda de manera sistemática en otros espacios de producción de saber. Expresa lo siniestro de la naturaleza humana, la capacidad de producir dolor, especialmente a personas de sectores sociales con mayor indefensión; por motivos más o menos visibles como los de tipo económico, político, religioso, étnico, pero también por severos desórdenes de la personalidad.
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