miércoles, 28 de mayo de 2014

LA GUERRA CERCA A UCRANIA

Las mujeres y hombres de Ucrania, sea cual sea su adscripción nacional, étnica o lingüística se están viendo envueltos, de una manera bastante involuntaria, en un conflicto que sobrevuela por encima de sus cabezas como sobrevuelan por encima de las cabezas de los inocentes los cazas de las maquinarias bélicas, que son una amenaza para la humanidad.


Cronológicamente, quizá deberíamos comenzar por los acontecimientos de la plaza de Maidán en Kiev, cuando el gobierno fue derrocado por un grupo de nacionalistas (entre los que habían elementos neonazis) y apoyados por EEUU y la UE. Ahora bien, para entender mejor lo que está pasando deberíamos aludir a la crisis del capitalismo mundial. La crisis comenzada en 2007-2008 ha llevado al capitalismo a una situación sin salida. Hay que recordar que en otros momentos de crisis, el capitalismo ha recurrido a la guerra y a la destrucción masiva como solución para cuadrar sus cuentas. Eso hizo en 1940 con la Segunda Guerra Mundial y eso mismo está haciendo ahora. Corea del Norte, Libia, Siria y ahora Ucrania son los “eslabones débiles” que aprovecha el capitalismo en su irracional y criminal huida hacia adelante. Como en cada una de estas ocasiones, vemos aparecer la verdadera cara de los Estados puestos al servicio de los grandes intereses del sistema capitalista no dudando ni un instante en someter a sus propios pueblos a la devastación absoluta si con ello consiguen beneficiar a la mano que les da de comer, las grandes corporaciones.
El verdadero carácter de esta guerra responde a la insaciable necesidad del sistema capitalista por seguir devorando todo lo que encuentra en esa espiral de maximizar sus cuentas de beneficios. No es nuevo lo que sucede en Ucrania, el poder se siente tambalear y apela a sus mejores armas: la guerra y la imposición del fascismo como sistema social. Tanto la UE como los EEUU están apoyando y financiando grupos de inspiración nazi (que los medios de desinformación nos han vendido como auténticos luchadores por la libertad y la europeización de Ucrania) secundados en todo momento por ejércitos de mercenarios venidos de otros países, con el único fin de imponer sus intereses a una población que mayoritariamente aspira a vivir tranquila y poco le importan las supuestas disputas nacionales bajo las que se disfrazan auténticas masacres como la sucedida en Odessa o el criminal cerco a la ciudad de Slaviansk, cuya única finalidad es aumentar más la escalada de violencia. Cientos de seres humanos están muriendo a causa de la codicia sin fin de los poderosos.
Tampoco hay que obviar el papel de la oligarquía rusa en todo esto, porque a pesar de lo que se nos intenta hacer creer todos están en el mismo bando, en el del poder y tampoco dudan en alentar y apoyar sentimientos nacionalistas para su propio beneficio.
Sobre la necesidad de no dejarse engañar acerca de que la oligarquía rusa y el poder norteamericano tienen claros sus intereses que en nada tienen que ver con lo que se nos vende baste citar, a modo de ejemplo, el silencio que se ha hecho acerca de la anexión rusa de Crimea debido a que la petrolera norteamericana EXXON tiene importantes contratos comerciales con el gigante de la energía ruso Rosneft. Ambas compañías realizan prospecciones conjuntas en el Mar Negro y no les interesa atraer la atención sobre esa zona porque podría perjudicar su lucrativo negocio.

Respecto a lo que comentábamos acerca de los ejércitos de mercenarios hay que destacar a la omnipresente Academi, antigua Blackwater financiados por grandes gigantes monopolísticos como Monsanto. Ucrania ofrece un ejemplo de lo que supone este peligro. El ejército regular parece deseoso de que el conflicto acabe pronto y de manera pacífica a ser posible. Los soldados dan muestras de la nula voluntad de no querer participar en una guerra que parecen no desear. Y es que en el fondo forman parte del pueblo y se topan con las resistencias normales a agredir a gente que no les ha hecho nada. Por el contrario los ejércitos privados están formados por gente que ha recibido un entrenamiento físico y psíquico destinado a matar, carecen de los escrúpulos que a veces muestran los ejércitos regulares (sin idealizar mucho los “códigos de honor”, han supuesto a veces de freno en las guerras bélicas). El desplazamiento a auténticos ejércitos de criminales a sueldo constituye uno de los problemas a los que nos tendremos que enfrentar.

Lo que acontece en Ucrania poco tiene que ver con la necesidad de incorporarse a la UE o a Rusia de sus habitantes y gran parte de su desgracia recae en su situación estratégica para los intereses capitalistas.
La situación se está agravando por la enorme crisis energética que estamos pasando debido al agotamiento de los combustibles fósiles (petróleo, gas y carbón). En ese sentido Ucrania ocupa una posición estratégica. Se trata de la puerta de acceso a las enormes reservas de hidrocarburos y en concreto de gas natural que posee Rusia y que necesitan de manera imperiosa Europa y Estados Unidos para mantener su enorme y despilfarrador sistema productivo. El gaseoducto proveniente de Rusia y que abastece a las zonas centrales del capitalismo europeo (entre ellas nada menos que Alemania) atraviesa Ucrania de este a oeste y lo hace un punto estratégico de enorme importancia para el dominio de las reservas rusas. En definitiva podemos decir que el objeto de esta guerra es el cerco a Rusia, el escenario es Ucrania, debido tanto a la posición geoestratégica como a su carácter de estado fallido, dividido en dos grandes comunidades, la ucrainófona al oeste y la rusófona (mas vinculada a Rusia) al este además de otras nacionalidades minoritarias (como los tártaros).

Es conveniente no exagerar demasiado el carácter de confrontación entre nacionalidades y etnias como la raíz del conflicto. En realidad ucrainófonos y rusófonos parecen contrarios a la guerra. El carácter de provocación, de guerra sobreimpuesta es por otro lado bastante manifiesto. Basta observar la actitud del ejército ucraniano y su escasa voluntad de secundar las órdenes del gobierno de Kiev (con numerosos soldados que se pasan de bando o simplemente desertan). También parece confusa lo sucedido en el este del país dónde más que a Rusia los levantamientos obedecen a impulsos de los caciques locales. El carácter de guerra impuesta desde el exterior es bastante claro, si además tenemos en cuenta la intervención de ejércitos privados o de los extraños grupos de voluntarios que están entrando desde Polonia. Desde luego, si la situación desemboca en una guerra total no habrá sido por la voluntad del pueblo de Ucrania sino en su contra. Las potencias imperialistas sacan a pasear al fascismo cundo conviene a sus intereses: una organización estadounidense The National Endowment for Democracy (Fundacion nacional para la democracia ) financia a los grupos fascistas ,Pravy Sektor (Sector Derecho , partido nacionalista y paramilitar ucraniano) y Svoboda . Estos descerebrados campan libremente por calles de Ucrania cometiendo todo tipo de atrocidades, no hay que olvidar la matanza de Odessa, ocurrida el 2 de mayo del 2014, día en el que incendiaron la Casa de los Sindicatos causando más de 100 muertos; en el suceso no solo hubo muertes por intoxicacion y calcinamientos, sino que además a la gente que consiguió escapar del edificio la acribillaban a balazos

Esto nos lleva a considerar los aspectos no tan visibles en esta guerra pero que adquieren una importancia casi tan grande como los visibles. Y es que nunca en una crisis bélica de esta envergadura había habido una voluntad de control tan grande de la información. Puede verse en la información absolutamente manipulada que dan los medios “supuestamente” independientes de Europa Occidental y Estados Unidos. A esto, y para defender sus intereses, no nos engañemos, Rusia ha reaccionado fomentando medios de comunicación propios. Esto nos lleva a pensar el papel central de los medios de comunicación para ganar o perder las guerras. Es llamativo también el hecho de que buena parte de la información llegue a través de informadores eventuales que tienen la ventaja de hallarse sobre el terreno.

Como siempre es el pueblo ucraniano quien tiene todo que perder y nada que ganar con esta guerra. De Kiev a Odessa o a Slaviansk hay mucho que une a la gente, la voluntad de vivir en paz y en libertad. Esperemos que esa voluntad se sobreponga a la enorme maquinaria de violencia y sufrimiento con la que amenazan los señores de la guerra y el capitalismo.



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