domingo, 5 de enero de 2014


COMPETITIVIDAD, ¿PARA QUÉ?

  “Así es la vida, unas veces se gana, otras se pierde. Unas veces se tiene empleo y otras no”. Así, sin la menor emoción en el tono de voz, un comentarista deportivo de la televisión pública comentaba la derrota de un tenista en un campeonato internacional. Semejante estupidez (comparar el perder en un juego con la perdida de empleo), sólo es comprensible dentro del marco ideológico actual que asimila la actividad económica a lo que ocurre en un juego deportivo. Es en este marco donde la idea de “competitividad” adquiere su sentido. Vivimos, o eso nos hacen creer, en un mundo selvático donde emprendedores (tal como exploradores en un oscuro territorio) luchan unos contra otros por la disputa del beneficio económico. Pero, según la ideología dominante, no pasa nada, es un juego. Y ,al fin, de la derrota “se puede aprender” (aun perdiendo casa y acabando en un comedor de caridad con un porvenir mas que oscuro).

  Esta es la basura ideológica que nos suministran los medios de comunicación de masas en la actualidad. La competitividad, según esta visión, es el centro de un sistema económico bien engrasado además de ser el talismán que nos permitirá salir de la crisis. Gracias a ella, dicen, aumentará la actividad económica y mejorará la capacidad exportadora del país. Y para mejorarla, siguen diciendo, han sido necesaria las reformas laborales que todos conocemos. Ahora bien ¿Qué hay de cierto en ello?. Vamos por partes:
  -En primer lugar hay que matizar mucho, pero que mucho, la idea de que la competitividad sea el eje del sistema económico. Eso será así en los manuales de economía que se enseña en las universidades (impregnados de la ideología dominante). Pero en realidad no sucede así. En la actual fase del capitalismo (capitalismo monopolista) unas pocas empresas dominan el panorama económico. En realidad la competencia entre ellas está muy suavizada, llegando incluso a pactar precios (como hemos visto recientemente con las tarifas eléctricas). Por otro lado estas grandes empresas son grandes conglomerados muy burocratizados, donde la carrera dentro de la misma es sumamente rígida. La leyenda “romántica” del empresario hecho a sí mismo que se remonta desde la nada hasta la cumbre, es eso, una leyenda. Con toda probabilidad la totalidad de los emprendedores se quedarán, en el mejor de los casos, en la situación de propietarios de pequeños negocios.
 -En segundo lugar hay que poner entre paréntesis la idea de que la mejora en nuestra competitividad económica va a posibilitar la progresiva salida de la crisis. Hay que señalar que esta ha sido la escusa, nada inocente, que ha sido utilizada para realizar la mayor rebaja salarial que se ha hecho en la historia de un país desarrollado. En segundo lugar que probablemente no sirva para nada, puesto que idéntica rebaja se hará en otros países. Todo esto hará que las mejoras que de cara a la exportación se pudieran obtener serán contrarrestadas por idénticas mejoras que harán otros países.
 ¿En realidad que se persigue con la idea de fomentar al máximo la competitividad? Antes de nada es preciso hacer una consideracion. En primer lugar la competitividad no es un tipo de comportamiento que sea necesario para el progreso humano. Los sistemas de carácter cooperativo son mucho mas eficaces de cara al fomento de éste que no los cooperativos. El darwinismo que impregnó las ciencias sociales y la economía de fines del siglo XIX y principios del XX tenía en realidad bastante poco de “darwiniano” y si de glorificación ideológica del capitalismo de la época (el zoólogo y teórico anarquista N. Koprotkin resaltó los aspectos cooperativos dentro de una especie rescatando el verdadero significado de la revolución darwiniana en su obra El apoyo mutuo).
 Por otro lado más allá de esta consideración antropólógica, de por sí muy importante, hay que pensar lo siguiente. Dado el enorme desarrollo de las fuerzas productivas, la satisfacción completa de las necesidades humanas, es perfectamente realizable, incluso sin el empleo a tiempo completo de los trabajadores. Dicho de otra manera, realizando los cambios institucionales necesarios (abolición del marco capitalista de producción), se pueden cubrir las necesidades de todos los seres humanos sin necesidad que trabajemos lo que hoy supone una jornada a tiempo completo.
 Dado esto, ¿qué significa insistir en la competitividad? Remarcar hoy la competitividad le es útil al capitalismo en primer lugar para mantener a los trabajadores separados unos de otros. Los incentivos competitivos que con bastante frecuencia se imponen dentro de una empresa rompen por completo la solidaridad entre los trabajadores de la misma, lo que es muy útil a los empresarios. Por otro lado al capitalismo le es útil la idea de la competitividad como herramienta ideológica con la que así justificarse ante el conjunto de la población. Los ideólogos del mismo han repetido hasta la saciedad lo ventajoso que supone un sistema basado en la libre competencia (cuando en realidad ya no lo es). En tercer lugar la idea de competitividad está sirviendo para que la clase trabajadora esté tragando con una serie de ajustes brutales (no vistos en otros momentos) con la escusa de que son “necesarios para retomar la senda del crecimiento”. Por último la idea de competitividad sirve para la interiorización de la culpa por parte de las trabajadoras. Nunca como en esta crisis se había acentuado el papel de la voluntad para salir de situaciones que son puramente estructurales. Nunca como ahora se había exigido tanto derroche de esfuerzo y tanto voluntarismo (recuérdese la campaña “esto lo arreglamos entre todos”). Pero lo mas irritante de todo es lo que se señalaba al principio con el ejemplo del tenis, y es que parece que hay que tomárselo todo con deportividad. ¿Que pierdes el empleo?, !no te preocupes ya saldrá otro! (aunque ya tengas una edad en la que cada vez resultes menos empleable en este sistema).¿Qué el título que te ha costado tanto tiempo no sirve de nada?, !vete al extranjero que adquiriras nuevas experiencias!. O, mejor de todo, !reinvéntate!, como si el pasado, el trabajo hecho, los conocimientos adquiridos no significaran nada. Nada mejor para el sistema que el no tomarse en serio a uno mismo, que el banalizarse a uno mismo. Si todo es un juego, ¿qué mas da que ganemos o perdamos? No te preocupes, siempre quedará el futbol o el espectáculo barato que te suministra el ayuntamiento.

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